domingo, 19 de julio de 2015

Pieles

Y dicen que las cosas siempre tienen que ver con la piel y que mudarla es tan necesario como que las sábanas sean lo único que nos cubre las espaldas en verano.
Será que sentirlo todo depende de la distancia entre poro y poro y de la proximidad de esa segunda piel, atenta siempre por si tiene que salir a escena,
actriz de repuesto por si las pieles muertas nos dejan en carne viva.



lunes, 13 de julio de 2015

otro amarillo

otro amarillo
que quiera quedarse
perenne en mis pupilas
le quitará el sitio a los ácidos limones
que arrastran punzantes
los gritos de ayer

en que fuimos radiantes
y calurosos amarillos
sedientos de insomnia
y hartos de sol

cálidos brotes en mañana tardía
sin alma fúnebre ni fin redentor

lunes, 6 de julio de 2015

Alicia

Somos demasiado jóvenes para estar tan tristes.
Y nos duele la cabeza de apretar tanto la mandíbula para querer saborear, una vez más, el esperado sabor de la sangre. Quizás porque es la única manera de comprobar que hay una herida, incesante búsqueda interior que siempre termina por desquiciar a quien padece sin saber de qué. 
Y la verdad es que estamos tan tristes,
que nos encanta la idea de poder sacar provecho de ello. De recrearnos en un sentimiento, de alargarlo, doblarlo, estirarlo, dilatarlo hasta que su elasticidad no da más de si y termina por pegarnos un latigazo en la boca del estómago. 
Es la inercia del que va y viene en un sinvivir de agonías, de compases vacíos en el que esperan entrar algún día a tiempo, como aquella que le temblaban las rodillas al tener que entrar a saltar en el momento exacto en que la cuerda estaba a ras de suelo. 
Demasiado jóvenes y tan tristes.
Y no hay tantas ciudades en el mundo como para que cada uno decida perderse en una de ellas.
Habrá algún día en que aparezca Alicia de entre las calles y nos diga a todos que fue demasiado joven para estar tan triste.
Entonces ya no tendrá edad para saltar a la comba.