miércoles, 8 de marzo de 2017

Pip II

Voy a volver a hablaros de Pip.
Creo que ya no me importa tanto su pelo sintético, hasta le he encontrado cierto tufo humano. Ayer, la besaba, y en el espacio hasta la nuca se le concentraba todo un efluvio que, como un cuchillo, venía a mi cuello y me apuntaba para degollarme.
Pip tiene los brazos tan largos que a veces me da miedo que se los pise y se tropiece. Tiene la manía de controlar las horas y me enerva cuando son las 9:19 y no me deja desayunar hasta la media. El otro día le percibí un ligero siseo. La separación entre sus dientes emite sonidos por el aire que pasa y pronuncia las eses con una chirriante prolongación de viento.
Me voy a quedar dormida esperando a que llegues.