sábado, 31 de enero de 2015

Ya es hora de cierta calma.
Al final va a llegar la primavera y nosotros seguiremos helándonos de frío cada vez que abramos la boca. El aliento ya hiela sin apenas estar cerca. Ni siquiera escuchas lo que digo.

Es sólo cierta calma para recobrar un poco el norte.
Después ya seguirán soplando vientos que intenten tumbarnos, ya habrá ocasiones de apuntar hacia el sur.

Seamos por una vez dos seres con cordura. O aparentemos tenerla.
(Y es entonces cuando tal vez entiendas que no es cuestión de mí y de ti, 
sino más bien de yo sin ti y de cuánto necesito eso a veces.)

viernes, 9 de enero de 2015

Mi altar tiene cactús, torres y viajes... A mi altar le falta un faro.

Tengo en mi habitación todo un altar dedicado a ti. Lo tengo para recordarme cada día todo aquello en lo que hemos trabajado juntos, todo lo que ocurrió cuando pensábamos que no se podría más, o todo lo que nos sorprendió y vino según lo previsto.
Lo preside mi cactús metafórico, el que intenta imitarme y sigue en pie año tras año demostrando que no le hace falta agua bajo la que erguirse, que su coraza y sus punzantes brazos ya le sirven para defenderse de todo ataque. Tu nota, en verde y en esa mala letra que niegas tener, me recuerda que de algún modo soy suerte, o que vine para alegrar a alguien, y que quiere que me quede. Y me quedaré en todas las torres que siguen mis marcos, y en todos los recortes de viajes que nos robaron una parte de nosotros. 
Todo ello lo corona mi constelación de luces, y en cada una de ellas guardo partes.
Espero que nunca se fundan o no sabré nunca como regresar...
Me falta un faro en mi altar, 
por si un apagón intenta impedirme la vuelta a casa.