martes, 20 de febrero de 2018

flores para mis amigas

Todas tenemos las manos rebentadas,
tenemos astillitas que nos joden
de tanto coger maderas
y después los labios
que se cortan del tiritar y del frío
y de pasar cartones de vino partidos por la mitad.
Nos vemos vacas y nos pintan cerdas
pero mi leche es mía
y mis pechos pasto
y mis ojos de creerme yo tan viva
cuando matabas mis crías en mi propio regazo.

Ay viejita, tu pelo blanco no me jode para nada,
has vivido pero y qué, si no tenías ni una flor nunca en el balcón.
Fumas y bebes y no bajas a la calle,
te quedas tu fiesta y la tele en mute
mientras nos parten las piernas y nos mandan a correr.

Reza por nosotras,
las pecadoras,
que las niñas ahora bebemos vino
y nos dejan pedir carajillos
y las flores no nos las ponen sino que nos las tiramos.
Aupa, aupa, bravo por mi amiga,
si no estamos juntas será porque estás en el baño.
Saluda a las de la cola de mi parte,
nos hemos visto tantas veces que ya somos como hermanas
y tú, vieja de las cortinas,
quédate sentada viendo como nos arden;
y a ti, chiquilla,
vuelve que te echamos de menos.

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