sábado, 5 de septiembre de 2015

Aguas

Y de las sensaciones nacimos tú y yo muertos.
He usado, demasiadas veces, la metáfora del agua como base sustancial de todo lo que nos rodea. Así, como el mar, hay algo que nos entra por todas partes y nos parece tapar todos los agujeros. Una masa, superficie, envoltorio... un nosequé que nos aguanta y nos hace estar de una pieza. 
Siempre aparentemente.
¿No os da la sensación, cuando os metéis en el agua, que os sostenéis en pie porque estáis dentro de ella? Como si fuera más fácil y pesaran menos los movimientos, como si el mismo ir y venir de las cosas hiciera subir o bajar la marea, mantenernos a flote. 
Y es que el agua a veces cura, cuando pica y desinfecta; cuando limpia la cara por las mañanas y borra los rastros de lo que ya fue ayer. Pero otras, malditas veces, el agua estanca y pudre, distorsiona, insonoriza, y no se oyen más que los ecos, no se perciben más que los rastros y todo se reduce a si el agua es azul o verde.
Por eso cuando hablo de agua, no sé si es para bien o para mal. 
No sé si nos envuelve o nos ahoga, si nos cura o nos mata,
por eso a veces soy mar
y otras un río a la deriva,
por eso a veces me quedo
y otras huyo sin parar.

6 comentarios:

  1. Qué bonito, qué cierto (pell de gallina).

    PD: Lo que hace falta debajo del agua es un poco de aire para respirar, tan fuerte que se rompa el aire (que ya sé que si esta vez si no respirar es por no ahogarte).

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  2. Es precioso Iren. A mí también me has dejado sin palabras.

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  3. El agua da mucho juego, el agua puede significar tantas cosas. El agua, sí, pareces tú y tus versos inundan todo.
    Me han encantado todas las metáforas :)
    Un besito.

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    1. ¡Muchas gracias Miss Carrousel! Un placer que digas esto de lo que escribo, encantada de que te guste!!!
      Un besito:)

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