jueves, 22 de octubre de 2015

El error de Hemingway

París es una fiesta.
París era una fiesta.
París ya no es una fiesta.

Ahora somos, más bien, el cadáver de una fiesta.
Todas las calles están ahora mojadas, no por la embriaguez que lo llenaba antes, sino por los llantos que nos delatan cuando los tobillos nos tiemblan (tanto que acaban provocando terremotos).

Ahora somos, más bien, el confeti pisoteado que hace eco de todo esplendor. Es el incesar de venir y verte, de seguir sorprendiéndonos al saber que vas a seguir estando ahí. 

Y de veras que sigo presa de lo que me viene y de lo que me vino, de lo que soy o dejo de ser, de si son nuevas voces o persigue el eco, 

de la fiesta que hubo en París,
de la fiesta que éramos en París,

de la fiesta

que es

París.






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